La Radiónica admite que los seres vivos están compuestos por algo más que la materia que se puede apreciar con los sentidos. Ese "algo más podría ser designado como el Principio Vital conocido por todas las culturas y civilizaciones del planeta, el que hace que la materia permanezca viva mientras está presente en ella y el que permite diferenciar a un ser vivo de un cadáver. El Principio Vital posee un gran dinamismo y movilidad y se muestra en forma de energía, que puede designarse con el término Energía Vital, energía que se manifiesta por fenómenos de movimiento y vibración que son el vivo reflejo de los que ocurren en el Cosmos.

Los campos de energía, movimiento y vibración que ocurren en el Cosmos y en la Tierra se reproducen en cada uno de los seres vivos, que a su vez vibrarán en resonancia y armonía con ambos. No obstante, con muchísima frecuencia los seres vivos dejan de vibrar armónicamente con la energía universal y planetaria; pierden su sintonía y, si no la recuperan, surgen las enfermedades y la muerte.

Todo parece indicar que la Radiónica actúa merced a fenómenos de interacción, resonancia, sintonía, amplificación y atenuación, que se producen mediante la energía emitida por el pensamiento del practicante radiónico o por el MARS III, lo que es más fiable.

Es este practicante de la Radiónica quien habrá de preparar el programa de acción que llevará a cabo sobre el ser vivo que va a ser tratado con el MARS III, capaz a su vez de generar una información que emite hacia el campo vital de la persona tratada con objeto de armonizar su energía vital y sus procesos biofisiológicos. La Radiónica, si bien en un principio sólo se aplicó en la salud humana, a medida que se fue conociendo se extendió a todos los campos de la Biología.

La Radiónica tiene por misión ayudar a los seres vivos a recuperar el equilibrio perdido. Por lo tanto, podría ser definida como un método de diagnóstico y tratamiento que utiliza las más altas facultades de la mente humana, la percepción extra-sensorial, en conjunción con determinados instrumentos diseñados especialmente para ello, para determinar las causas ocultas de las enfermedades y, en muchas ocasiones, para realizar su tratamiento.

La Radiónica implica además la interacción entre mente y materia, que transforma o transmuta cualquier cosa, aún a distancia. Al moverse fundamentalmente en el campo de la mente y de la Vibración Universal, precisa para su práctica un perfecto conocimiento de ambos. Mediante todos estos elementos pueden detectarse y medirse los desequilibrios energéticos en todos aquellos niveles donde se manifieste la vida. Se trata, por tanto, de un noble y difícil arte que también es ciencia y que resurge con fuerza renovada en un momento en el que la agresión al medio ambiente y el estrés están alcanzando niveles insostenibles.

La Radiónica actúa sobre los seres vivos mediante los campos de fuerza y de energías sutiles -muchos de los cuales están comprendidos dentro del espectro electromagnético- que interaccionan con el cuerpo vital de los organismos vivientes. Pero además, al intervenir también aspectos mentales, es posible que participen procesos energéticos seguramente no bien conocidos todavía.